Reseña crítica: 15 años después de que Ishida Mitsunari cayera derrotado en la batalla de Sekigahara, Tokugawa Ieyasu enfrenta a Toyotomi Hideyori e ingresa en el Castillo Fushimi. Por la noche, Hattori Hanzo, el líder de los 36 Iga que guardan el castillo, capturan un ninja intruso, resultando ser una mujer. Como ésta se mueve en los brazos del experimentado guerrero, éste se excita y termina violando a su cautiva. Años después, con la nación bajo la égida de Iemitsu, el 3er. Shogunato Tokugawa, aparece una mujer con su hijo que resulta ser la ninja violada, en verdad hija de Mitsunari. La madre aguarda, por supuesto, la oportunidad de vengarse del clan Tokugawa y de Hanzo, pero ocultándole a su hijo toda la verdad acerca de su padre y sus motivaciones. Así es que, en la temporada que Iemitsu organiza un concurso de combates entre los mejores guerreros del país siendo el referee de estos combates el venerable Yagyu. En tanto el hijo de la mujer ninja se empeña en robar las espadas que se otorgan como premio a los ganadores de cada combate. Por supuesto, la presencia del temible samurai tuerto Jubei (hijo de Yagyu) y la cercanía aún de Hanzo (viejo pero no inactivo), agregan un halo de epicidad a la trama. Interesante desde su planteo, pero rutinariamente llevada a cabo (con profusión de escenas en estudio), la película se construye a partir de los combates, dando pie a la aparición de numerosos personajes folklóricos japoneses, no todos bien aprovechados (al menos, en esta película). [Cinefania.com]
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